La suerte de los haitianos

126B3BE6-CE4C-4FF8-B88B-E87DE8B9DD56.jpg__294__440__CROPz0x294y440César Medina 
lobarnechea1@hotmail.com

Todo el mundo los quiere, pero de lejos; les brindan solidaridad, pero no mueven un dedo para mitigarles el hambre; les prometen villas y castillos, pero casi cuatro años después del terremoto Haití no ha recibido ayuda ni siquiera para levantar los escombros de su palacio de gobierno.

En lo que no fallan esos amigos tan queridos es en ejercer presión para que nuestro país asuma a Haití con todas sus consecuencias, y que sumemos la miseria haitiana a la nuestra, que los acojamos sin condiciones, que les demos el empleo que no tienen los dominicanos.

Pero cuando un haitiano se asoma ilegalmente a su territorio, a cualquiera de sus países, lo meten en el calabozo y en el primer avión que sale para Haití lo devuelven a veces sin darle ni siquiera algo de comer.

Y lo hacen con absoluto desprecio, como si se tratase de animales contagiosos, apestosos, a quienes tratan de no tocar sin las manos enguantadas y a veces hasta con mascarillas para evitar el mal olorÖ Como si la pobreza se pegara.

Los amigotes de Haití en Estados Unidos jamás han exigido a sus instituciones que a los haitianos se les dé un trato por lo menos humano, considerado, cuando son apresados tratando de llegar ilegalmente a su territorio.

Pero están siempre prestos, eso sí, para enmendarle la plana a nuestro país al más mínimo esfuerzo para regularizar la ocupación pacífica de Haití.

Como acaban de hacer ahora los 19 afrentosos legisladores norteamericanos que enviaron una carta al Presidente Danilo Medina oponiéndose a la sentencia 168/13.

Una intromisión canalla
La diplomacia propone distintas fórmulas para reaccionar en casos como el de estos legisladores atrevidos, pero la más recomendable es hacerse el desentendido.

El Presidente Medina puede también dar esa correspondencia por no recibida devolviéndola a sus remitentes sin abrir, o simplemente aplicarle la “fórmula de la libertad de prensa: el zafacón”.

Habría que ver qué han hecho por Haití esos 19 legisladores norteamericanos, empezando por un sobrino-bisnieto del Presidente Kennedy que aparece firmando la carta a Danilo.

Es probable que algunos de esos señores tal vez ni siquiera sepan dónde queda Haití y, obviamente, tampoco la República Dominicana. Y menos deben conocer la historia de los dos países, sus relaciones de siglos, sus conflictos, sus solidaridades…

Los cabildeos haitianos
Esa carta no tiene nada de espontánea y sincera. Es el producto del trabajo de lobby que vienen haciendo los haitianos contra la República Dominicana desde hace tiempo, que no sólo a partir de la sentencia del Constitucional.

Es la primera que llega, pero vendrán más cartas de otros congresos, de otros parlamentos, de otras instancias de poder no sólo norteamericanas sino de varios países de la región y de otros continentes.

Se sabe del laborantismo febril que lleva a cabo en Europa una delegación del gobierno haitiano que denuncia a la República Dominicana como país violador de los derechos humanos, con una grave calumnia de por medio:

-Que nuestro país ha desnacionalizado medio millón de sus descendientes que han quedado en situación de apatridia;

-Que el propósito es deportar a esos ciudadanos a Haití, “siendo dominicanos”; y

-Que se trata de un plan político con fines electorales, como denunció una socióloga en estos días.

¡Cuántas mentiras juntas…!

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