El desafío que el sargazo representa para RD
Mario Mendez
La industrialización del alga desborda la capacidad financiera del país, lo que amerita que gobiernos y empresas se involucren
El costo económico y el daño ecológico que provoca el sargazo al país es tan alto, que República Dominicana está compelida a hacer cuanto sea posible para enfrentar ese flagelo y la mejor manera de hacerlo es ejerciendo un liderazgo internacional para que, a través de la investigación, se logre convertir la micro-alga en una materia prima para la industria, dado que se pueda generar recursos necesarios para financiar la limpieza de las playas.
En defensa de la ecología y de su turismo, que representa el 16% del PIB y genera 330 mil empleos, el país ha tomado conciencia de la dimensión del problema y de su responsabilidad en la búsqueda de la solución.
Y hay evidencias que lo confirman, en uno y otro sentido.
Como bien señala una publicación del diario El País, calzada con la firma de Julián Reingold, los mayores daños del sargazo se producen cuando llega de forma masiva a las bahías del Caribe, se acumula y comienza a descomponerse, liberando metales pesados y gases tóxicos —como amoníaco y sulfuro de hidrógeno—, provocando una zona muerta donde casi no quedan peces ni corales, pues el agua se queda sin luz y oxígeno.
Las algas pueden quedar atrapadas en las turbinas de las termoeléctricas, provocando un impacto en las plantas a carbón paradas de 700,000 dólares por día. Mientras, hoteleros y turistas ven cómo entre mayo y septiembre el alga que invade las costas caribeñas entre mayo y septiembre tiñe el mar de marrón y el hedor amenaza al turismo, lo que obliga al país a hacer cuantiosas inversiones para mitigar el problema.
Según la Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana (Asonahores), cada establecimiento destina entre 30,000 y 70,000 dólares mensuales a la recogida del sargazo, sin contar el coste de comprar barreras para retener las algas. El coste anual de la limpieza por kilómetro de costa se calcula entre 800,000 y 1.5 millones de dólares.
En el otro sentido, ya República Dominicana cuenta en Punta Cana con un laboratorio a cielo abierto de las operaciones de mitigación de los impactos del sargazo e institutos de investigación para tratar de convertir esa alga invasiva en un insumo industrial.
Particularmente, en los laboratorios del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec) se experimentan posibles aplicaciones como bioestimulante para agricultura, carbón activado para el tratamiento de aguas ácidas en el cierre de minas, tecnologías de oxidación avanzada para la purificación de aguas y alginato para biopolímeros degradables para la fabricación de bioplásticos (esta alga ya se utiliza, aunque a pequeña escala, como componente en la industria farmacéutica y de cosmética y en la obtención de biogás, de materiales de construcción y en la fabricación de muebles y artesanías).
Pero hay un gran problema en el camino: la labor de investigación para hacer posible la industrialización del alga, que podría incluir la necesidad de subsidiar el consumo de los productos industrializados que resulten del proceso, tiene un coste que desborda la capacidad financiera del país, lo que hace necesario que diferentes gobiernos y empresas asuman la solución al flagelo como propias.
Hoy.com.do