La Cumbre Iberoamericana, en la encrucijada

JORGE SAINZ
Después de 20 años de encuentros, desencuentros y alguna que otra bronca sonada, la Cumbre Iberoamericana busca un encaje en el siglo XXI. 

Madrid.- La reunión entre los jefes de estado o gobierno de España y América Latina debate el futuro de este foro a partir del viernes en la bella ciudad andaluza de Cádiz, en el sur del país. En un momento especialmente difícil para el anfitrión ibérico, más preocupado por convencer a Europa de sus planes para salir de la grave crisis económica que de otros menesteres.

Al mismo tiempo, y a pesar de las dificultades, la convocatoria se puede considerar un éxito si se toma como referencia el fiasco de las últimas cumbres. Los presidentes de la región, salvo los de Venezuela, Cuba, Paraguay, Guatemala y Argentina, han prometido asistir a Cádiz.

«Si todos los esfuerzos de España están centrados en Europa, entonces España, aunque sobreviva, siempre será una potencia mediana, condicionada por la acción política de las grandes potencias europeas», dijo el peruano Martín Santiváñez, experto en relaciones internacionales e investigador del Navarra Center for International Development de la Universidad de Navarra.

«España tiene que mirar a Latinoamérica con especial atención, porque allí se encuentra en gran medida la solución a esta crisis», añadió.

El presidente español Mariano Rajoy, el rey Juan Carlos y el incansable secretario general Iberoamericano Enrique Iglesias han invertido tiempo en viajes a la región para intentar estrechar alianzas con Latinoamérica y apuntalar el encuentro, que cumple su 22da edición.

La asistencia será notable, pero el interés despertado parece escaso. En la era de las redes sociales, por ejemplo, el perfil oficial de la cumbre en Twitter ((at)CumbreCadiz) cuenta con apenas 500 seguidores.

«Una relación renovada» es el lema elegido en Cádiz. Es decir, agenda y temática abiertas. Se espera una declaración final genérica vertebrada en ejes como crecimiento económico, cultura, educación y fomento de la pequeña y mediana empresa. Además de mucho diálogo entre mandatarios sobre los contenciosos bilaterales y la supervivencia de estos encuentros.

«Sentar las bases de lo que van a ser las cumbres del futuro va a ser uno de los elementos más trascendentales de esta reunión», señaló Carlos Malamud, investigador para América Latina del Real Instituto Elcano.

Desde la primera Cumbre Iberoamericana de Guadalajara, México, en 1991, España, América Latina y el mundo han dado un giro radical. Se da por supuesto que tras la cumbre ya programada para el 2013 en Panamá, el foro pasará a celebrarse cada dos años, tal como ha reconocido Iglesias en varias ocasiones.

Aunque este paso no supondrá la desaparición de estas cumbres, según los analistas, que recuerdan que actualmente hay casi 1.000 asociaciones iberoamericanas de todo tipo.

«Si las cumbres iberoamericanas estuvieran asentadas sobre bases artificiales, puede ser que estuvieran en cuestión. Pero la comunidad iberoamericana, si bien sobre bases bastante intangibles, se asienta sobre una realidad muy solida», explicó Malamud.

«Si entendemos que las cumbres son un foro de coordinación de carácter político, entonces el futuro del sistema de cumbres tiene sentido», puntualizó Santiváñez. «Además, España es un país cercano al corazón latino. No se olvida y se les respeta, se sufre por su situación y se mira con esperanza su futuro».

Al margen del encaje futuro del formato, también se abordarán asuntos como la crisis económica que sacude España y sus repercusiones en Latinoamérica. El país ibérico, por ejemplo, ha reducido prácticamente a la nada su ayuda al desarrollo.

Al mismo tiempo, la mejora de las relaciones comerciales y las humanas serán tema de conversación. Más de 1,5 millones de latinoamericanos viven y padecen en España las consecuencias de la crisis. Pero es que hay un millón de españoles en América Latina y el gobierno reconoce que muchos jóvenes buscan oportunidades de empleo al otro lado del Atlántico.

«Es un camino de ida y vuelta», admitió Jesús Gracia, secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica de la cancillería al diario El País. «Ante la crisis en España, muchos iberoamericanos están volviendo a sus países y también están saliendo hacia allí jóvenes españoles bien formados».

«Estamos estudiando nuevas fórmulas de emigración para facilitar su inserción laboral. Hay un déficit de técnicos superiores en países como Colombia, Perú o Brasil donde pueden ser bienvenidos», agregó.

Cádiz también será la oportunidad de estrechar y resolver problemas bilaterales. El más sonado de los últimos meses fue el contencioso entre España y Argentina por la expropiación de YPF a Repsol.

La presidenta Cristina Fernández no viajará a Cádiz por recomendación médica y Argentina estará representada por su vicepresidente Amado Boudou. Con todo, el gobierno español reiteró que ese «diferendo» se aborda por otros cauces diplomáticos al margen de la cumbre.

Tampoco acudirán los mandatarios de Cuba, Raúl Castro, y Venezuela, Hugo Chávez, aunque no se ofrecieron motivos. Tampoco el de Guatemala, Otto Pérez Molina, quien canceló el viaje tras el reciente terremoto en su país que dejó decenas de muertos.

Paraguay no estará representado. Según Madrid, el país sudamericano declinó participar en Cádiz y evitó el más que probable veto de la mayoría de estados latinoamericanos, que desaprobaron la polémica la salida de Fernando Lugo y el ascenso a la presidencia de Federico Franco.

«La relación entre España y América Latina es bastante solida, lo que ocurre es que tampoco se puede generalizar», consideró Malamud. «Hay algunas relaciones excelentemente bien asentadas, como las que mantiene España con México, y algunas más controvertidas, como el caso de Argentina, especialmente a partir, pero no solo, de la nacionalización de YPF».

«Pero por lo general, se puede decir que la relación es buena y pasa por un buen momento», concluyó.

 

15 nov/amodom/ terra.com

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