Olivo Rodríguez Huertas: Un embajador 3.0

Omar Nivar
Trabajador Social e Investigador Social

Con el auge de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), los procesos y las actividades diarias han cambiado. Las grandes empresas digitales desempeñan un papel preponderante en la geopolítica, obligando a los gobiernos a montarse en la ola digital.
La tecnología logró derrumbar las barreras de espacio y tiempo. Durante décadas, las relaciones de la República Dominicana con otras naciones eran dominadas por empresarios de envergadura nacional y amigos del Poder Ejecutivo.
Los diplomáticos, encargados de realizar estas responsabilidades representativas, elaboraron prácticas e idiomas propios de esta esfera que funcionan bastante bien; incluyendo, por ejemplo, las notas diplomáticas, la valija diplomática, el agree-ment del país receptor para nuevos embajadores y los privilegios e inmunidades necesarias para la conducción de temas económicos y, a veces, delicados, donde todo esto se reflejaba con el único propósito de mantener una relación armiosa de Estado a Estado. Además, los diplomáticos de todos los países comparten las experiencias de la incertidumbre de llevar sus familias a lugares desconocidos, los desafíos de conquistar, en mucho de los casos, idiomas y costumbres diferentes que les obliga a adaptarse.

Recordando uno de mis escritos sobre la «Comunicación Digital como herramienta de las Relaciones Exteriores», cabe destacar que hemos visto con buenos ojos los avances que ha obtenido la diplomacia dominicana.
Desde el Ministerio de Relaciones Exteriores (Mirex) se han dado pasos agigantados, que van en pro de ejecutar un plan de modernización y digitalización de la política exterior dominicana.

Tras la designación de Olivo Rodríguez Huertas, por el presidente Danilo Medina, mediante el Decreto 147-17, la representación de la República Dominicana ante el Reino de España dio un giro positivo.
Al llegar Rodríguez Huertas, sucesor del diplomático Aníbal de Castro, la sede en Madrid se abocó en mantener las puertas abiertas para toda la comunidad dominicana, priorizando el contacto con la diáspora, no sólo desde su despacho, pues otorgó preeminencia a la comunidad digital, como lo estableció el maestro
Joseph Nye, de la Universidad de Harvard, en uno de sus escritos: ¨Diplomacia blanda o suave¨; que es de pasar de una comunicación unidireccional a una comunicación cercana y llana. Rodríguez Huertas digitalizó y acercó la comunicación de la Embajada con la comunidad digital, haciendo visible a la segunda sede más importante de nuestro país por la cantidad de dominicanos que residen en esa nación europeo.
Se dedicó en cuerpo y alma a la promoción de las buenas prácticas, impulsando así la cultura, a través de música, literatura, turismo y cine dominicanos; logrando dos participaciones al más alto nivel, siendo el País Invitado en la Feria del Libro de Madrid 2018; en la Feria de Turismo 2019 como País Socio; asimismo, el ascenso del cine dominicano en Madrid.

Hoy, podemos decir que Rodríguez Huertas fue un embajador 3.0, que supo combinar las aptitudes tradicionales con la Diplomacia Digital.
Resaltamos que su gestión ha sido una de la más éxitosas que ha tenido la representación dominicana ante el Reino de España, la cual deja un gran compromiso a quien lo suceda. De articular y humanizar las políticas del nuevo gobierno con la diáspora.

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