El futuro de la aviación llega a Madrid

Fabricado en un 50% con materiales compuestos más resistentes y ligeros que el aluminio, como la fibra de carbono, permite llegar a destinos situados a 15.200 kilómetros sin realizar escalas, consumiendo un 20% menos de combustible, a una velocidad de 912 km/h.

El Dreamliner tiene un impacto acústico un 60% menor al de otros aviones de su tamaño, gracias a los nuevos motores Rolls-Royce Trent 1000. Uno de sus componentes, en concreto las turbinas de baja presión, se fabrican por la empresa española ITP en sus instalaciones de Zamudio (Vizcaya).

Con una configuración de 250 pasajeros en dos clases, el nivel de confort ha mejorado ostensiblemente con respecto a sus más recientes antecesores. La cabina ha pasado a estar presurizada al equivalente a una altitud de 1.828,8 metros, es decir, alrededor de 600 metros por debajo de la mayor parte del resto de aviones. Con ello se consigue que los pasajeros sufran menos dolores de cabeza, mareos y cansancio, dado que con ese nivel de presurización, el cuerpo humano absorbe un 8% más de oxígeno en la sangre (hay que recordar que en el exterior de los aviones, volando a altitudes de 11 kilómetros de altura a nivel de crucero, la temperatura del aire alcanza los 50 grados bajo cero, con una presión de aire 80% inferior a la que existe a nivel del mar).

Además, la humedad del interior de la cabina se mantiene constante durante toda la ruta, reduciendo los efectos de la sequedad asociados a volar (en un 747 la humedad relativa desciende a partir de las tres horas de vuelo). A todo esto se une un rediseñado sistema de filtrado del aire, que no sólo elimina bacterias y virus, sino que también lo hace con otros agentes contaminantes que pueden producir irritación de garganta, ojos y nariz.

Por otro lado, la iluminación interior va cambiando y se adapta a las distintas fases del día, y como característica a destacar, de las ventanillas (un 30% más grandes que en los demás aviones comerciales) se han suprimido las características cortinas verticales para dar paso a un sistema electrocromático, que controla el nivel de luminosidad con sólo apretar un botón, oscureciéndola según la demanda. Esta novedad será, sin duda, uno de los aspectos que más sorprenderán a los futuros pasajeros de este revolucionario avión.

El primer vuelo del 787 se realizó en 2009, y ha sido la compañía japonesa ANA la primera en poner en servicio el Dreamliner en octubre de 2011. Air Europa ha anunciado un pedido de ocho de estos aviones, con los que prevé operar en sus rutas de media y larga distancia a destinos como Argentina, México, República Dominicana, Perú o Cuba, entre otros.