Paro español no frena las reformas

Como moderado consideró el Gobierno el impacto de la huelga, los sindicatos lo asumieron como un triunfo.

Madrid, España. Por cientos de miles se hicieron sentir ayer los trabajadores españoles, tras agotarse la paciencia con los recortes llevados a cabo por el Gobierno del presidente Mariano Rajoy , dentro de su reforma laboral para enfrentar el déficit económico.

Solo en Madrid, la capital española, las concentraciones obreras y de parados (desempleados) reunieron 200.000 personas. Según los líderes obreros, la respuesta fue total a la huelga general convocada por la Confederación Sindical de Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores, en todas las grandes ciudades españolas.

Las posiciones frente a la nueva normativa enfrentan a aquellos que consideran que ésta facilita el despido y debilita la capacidad de negociación de los empleados, con quienes apoyan la postura oficial de que las medidas favorecen la creación de empleo y ponen al país en sintonía con sus vecinos europeos.

Los números son contundentes: una tasa de desempleo del 22,85 por ciento y el 48,6 por ciento de los jóvenes menores de 25 años sin trabajo,.

Ciudad en caos
Aunque el día se vivió con relativa normalidad en las cerca de cien localidades en las que fue convocada la huelga, se vivieron disturbios en Barcelona, donde vándalos prendieron fuego a los contenedores de basura y atacaron las fachadas de los comercios que abrieron pese al llamado de paro.

Las barricadas de la policía protegieron la sede del Parlamento y otros edificios públicos, pero no pudieron evitar daños a otras instalaciones y servicios públicos.

«En la ciudad (Madrid) hay un sistema público de bicicletas, pero ayer rompieron varias bicicletas y hubo manifestantes que no dejaron utilizar el servicio», relató Quintero. Añadió que muchos compañeros debieron caminar durante una o dos horas para llegar a sus sitios de labor.

Los hospitales y cafeterías también se vieron afectados por la ausencia de personal y por el bajo flujo de transporte público, una situación que también impidió a muchas personas enfermas llegar a los centros de salud.

«Sólo hubo transporte público entre las 6:30 y las 9:30 de la mañana. Yo tardo normalmente media hora para ir a trabajar, pero ayer me tomó una hora llegar al hospital, en donde hubo reducción del personal porque no pudieron llegar o se unieron al paro, cosa que no pasó en los hospitales privados», relató el ortopedista paisa Fabio Tandoy, quien lleva siete meses viviendo en Barcelona, contactado vía telefónica.

Mauricio Orozco advirtió que muchos almacenes abrieron, pero tuvieron que cerrar por presión de algunas personas que participaron de las manifestaciones.

«En cuanto a seguridad no vi problema, aunque el metro no se detuvo en la plaza de Cataluña, en donde estaban concentrados los marchantes», dijo. La Directora General de Política Exterior de España, reportó (a medios locales) la captura de 176 personas. En los episodios violentos, además, 116 resultaron heridas.

No habrá cambios
No obstante, la presión obrera, el Gobierno restó importancia a las manifestaciones, señalando que el impacto «ha sido muy moderado» y advirtió que no dará marcha atrás a la reforma laboral.

En una rueda de prensa en el Congreso, la ministra de Empleo española, Fátima Báñez aseguró que «el texto principal no se va a cambiar» porque se necesita «volver a crear empleo. El Gobierno no va a modificar el grueso de la reforma porque tiene el aval de la mayoría absoluta que obtuvo en las urnas hace tres meses», explicó Humberto Montero.

Para Montero, los sindicatos han fracasado en su convocatoria porque ha habido «total normalidad en todas partes» y asegura que «nadie gana con esta huelga, pierde España en términos económicos y de imagen exterior».

A falta de estudios más detallado sobre el impacto de la huelga, Analistas Financieros Internacionales (AFI) calcula que el paro tendrá un coste de 0,5 puntos porcentuales del producto interior bruto (PIB), unos 5.300 millones de euros.

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